Las mentiras no son ningún delito, todos hemos fingido, ocultado algo o mentido alguna vez (aunque algunos más que otros). Las mentiras son conductas completamente normales y en ocasiones hasta necesarias.
De hecho, hay estudios que indican que mentimos una media de 3 veces por cada 10 minutos de conversación. Pero si esto se convierte en una conducta compulsiva e irremediable, entonces nos podemos encontrar ante un trastorno, en psicología lo llamamos mitomanía. Podríamos decir que la mitomanía no es una enfermedad en sí misma, sino una señal que nos indica que algo falla en la psique de esa persona, algo no va bien.
Mitómano y mentiroso no son sinónimos, es importante entender la diferenciación entre ambos: Un mentiroso miente a menudo con una finalidad concreta, que suele ser por su protección. No obstante, un mitómano miente sin cesar, es una conducta de compulsión (necesidad inmediata de realizar una determinada conducta) y no existe una finalidad concreta aparente, y si la hay, no parece razonable. En definitiva, contra más absurda es la mentira, más alarmante es el asunto.
Síntomas de la mitomanía
- Baja autoestima.
- Búsqueda de aceptación constante por parte de los demás.
- Niveles altos de ansiedad.
- Pensamientos algo paranoides (desconfianza general) que le llevan a la mentira .
- Aumento progresivo de la frecuencia de las mentiras y su magnitud.
- Reacción de ataque o estar “ a la defensiva” cuando se le cuestiona su mentira.
¿Cómo tratar con un mitómano?
Convivir con un mitómano puede ser muy frustrante. No sabemos qué es mejor, si seguirle la corriente con sus mentiras y pasarlas por alto una y otra vez, o hacerle ver que te has dado cuenta de ello. Los especialistas no aconsejan esta última opción, puesto que el golpe contra la realidad posterior puede ser mucho más duro. Como familiares o amigos lo que hay que hacer es animarle a que acuda a un psicoterapeuta para así averiguar qué hay detrás de estas conductas ya que, la mitomanía, puede ser un síntoma de algún otro problema psicológico subyacente. Si averiguamos qué es lo que hay detrás de esta problemática, podremos diseñar un tratamiento adecuado, con el objetivo de descubrir junto al paciente qué situaciones son las que le incitan a mentir, y así podremos tratar el problema de raíz.
Otro aspecto fundamental en el tratamiento de la mitomanía es el entrenamiento de habilidades sociales. Se deberá de enseñar al paciente a comunicar sus deseos y necesidades de manera eficaz y real, y también deberá de aprender a aceptar negativas u ofensas sin que afecte significativamente a su autoestima, es decir, debe de aprender a tolerar la frustración.