Ya tenemos aquí la Navidad y con ella llega la época de balance anual. Tanto en mi vida personal como en la profesional, veo como cada año la gente empieza a plantearse objetivos para el año nuevo que está a punto de comenzar.

Algunos sólo los piensan para sí mismos, otros los piensan en voz alta y los comparten con amigos, familia y pareja. Otros algo más aplicados los plasman en un papel para que conste por escrito. ¿Y luego qué? Pues mi experiencia me dice que en la mayoría de los casos son meros deseos que quedan en el olvido. 

¿Por qué fracasan los propósitos de año nuevo? En mi opinión, no los cumplimos porque los formulamos como si una carta a los Reyes Magos se tratara, es decir, hacemos una lista de cosas que deseamos conseguir, ¡y nos quedamos tan anchos!

Un objetivo sin un plan, es sólo un deseo

Un objetivo, por definición, significa marcar una dirección, decidir hacia dónde se dirige algo. Si sólo piensas o escribes el destino final y no sopesas el recorrido, no habrá forma humana de llegar a él. Con esto quiero decir que, si de verdad quieres conseguir algo, vas a tener que currarte un poco más el planteamiento.

Cómo hacer los propósitos de año nuevo

A continuación os te comparto algunos consejos para realizar una buena formulación de objetivos para el nuevo año y no fracasar en el intento.  Antes de nada, ¡coge papel y boli! Se trata de una serie de preguntas que tienes que responder, ¿te animas?

• ¿Qué es lo que quiero? Formula tus propósitos en positivo. No sirve de nada saber hacia dónde no quieres ir. Es decir, descríbelo de forma que refleje lo que sí quieres.
• ¿De verdad es algo que está en mis manos? ¿Depende de mí? El objetivo siempre debe poder ser iniciado y mantenido por uno mismo.
• ¿Por qué es importante para mí este objetivo? ¿Qué significa para mí? ¿Qué ganaré? Evalúa las consecuencias en tu vida y en tus relaciones si consiguieras tu objetivo.
• ¿Cuáles son las principales dificultades que me puedo encontrar en el camino?
• ¿Qué recursos y herramientas necesito para alcanzar mi objetivo? ¿Cuáles poseo ya y cuáles debo entrenar para mejorarlas?
• ¿Cómo aplicaré esos recursos? Crea una estrategia de acción, pero siempre con flexibilidad para poder ir superando los obstáculos imprevistos que se interpongan en el camino.
• ¿Tiene el objetivo la dimensión adecuada? Pregúntate si es realista y alcanzable. Si valoras que es un objetivo muy alto, plantea subobjetivos que te lleven hacia el principal.
• ¿Cómo sabré que he alcanzado mi objetivo? Describe la situación detalladamente.

Y sobre todo… ¡No te olvides de disfrutar del camino!