En la actualidad, los profesionales de la psicología convivimos con múltiples modelos teóricos que guían nuestra manera de trabajar. Sistémica, cognitiva-conductual, constructivista, Gestalt y psicoanalítica son algunas de las corrientes terapéuticas más conocidas pero, ¿debemos siempre optar por una sola?
Existen estudios científicos que muestran que algunos modelos son más eficaces para algunos trastornos concretos, por ejemplo, la cognitivo-conductual para las fobias y depresión o el psicoanálisis para el histrionismo. No obstante, existen un tipo de casos que hace que pongamos en duda el hecho de tener que escoger una única vía; el proceso de duelo.
El duelo es un proceso dinámico, cambiante, pasa por diferentes etapas completamente dispares con necesidades dispares, de manera que resulta complicado concebir un buen trabajo terapéutico desde un único paradigma, sea el que sea. ¿Cómo podemos trabajar una etapa cuyos objetivos requieran expresión emocional con técnicas conductuales? ¿Y cómo podemos trabajar una etapa cuyas dificultades están relacionadas con conductas de adaptación al cambio surgido con técnicas Gestálticas? Es por ello que parece lógico plantearse la importancia de trabajar desde una terapia integradora, con el objetivo de poder adaptarnos a las necesidades de cada caso y de cada momento en este proceso tan dinámico.
Las tareas del duelo de Worden
Las famosas fases o etapas del duelo son conocidas por muchos, pero Worden plantea un punto de vista distinto que nos sirve de gran ayuda a los profesionales de la psicoterapia. Worden describe este proceso en tareas y no en etapas, tareas que nos indican qué aspectos debemos trabajar en cada momento y qué objetivos terapéuticos debemos plantearnos.
Las tareas del duelo de Worden
1. Aceptar la realidad de la pérdida |
2. Expresar y trabajar las emociones (tristeza, rabia y culpa) |
3. Adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente |
4. Recolocar emocionalmente al fallecido y seguir viviendo |
Worden, 1997
¿Es necesaria la ayuda profesional en casos de duelo?
Worden define el proceso de duelo como una respuesta emocional normal y adaptativa asociada a una pérdida, una experiencia universal que todos hemos vivido o vamos a vivir.El duelo es un proceso dinámico y multidimensional que evoluciona a través del tiempo, a pesar de que en el momento del dolor emocional el doliente tiene la impresión de que el mundo se paraliza.
No todas las personas que sufren una pérdida necesitan ayuda psicológica especializada para recuperarse. Sin embargo, algunas personas afectadas viven este proceso de una manera mucho más compleja, pues no son capaces de reorganizar su vida a pesar del tiempo transcurrido, ni de sobreponerse al intenso dolor, corriendo el riesgo de derivar a problemas de salud, somatizaciones, depresión, ansiedad, etc.
Si tras una pérdida sientes que aquellos síntomas de malestar psicológico perduran en tu día a día y que están incapacitando o dificultando para la vida, trabajo y/o las relaciones es señal de que necesitas ayuda de un profesional.
Abordaje terapéutico en duelo ¿Qué tipo de técnicas podemos utilizar?
No debemos olvidar que el duelo es un proceso adaptativo del ser humano, no se trata de una patología en sí misma. Por lo tanto, intervenir en un proceso de duelo puede ser algo de carácter más bien preventivo, no un tratamiento como tal. A continuación se exponen qué tipo de técnicas pueden sernos de utilidad para este tipo de casos y en qué momentos del proceso de duelo nos pueden servir.
Técnicas cognitivo-conductuales
El objetivo de las técnicas cognitivo-conductuales será explorar las creencias de la persona en el duelo y valorar hasta qué punto son razonables, así como propiciar la puesta en marcha de conductas más agradables y adaptativas. Es habitual que los dolientes manifiesten su sentimiento de caos interno, esto ocurre porque su sistema de creencias se desmorona ya que el medio en el que han vivido hasta el momento cambia súbitamente. Por este motivo, las técnicas cognitivo-conductuales son las idóneas para trabajar la racionalidad de las creencias del doliente en cualquiera de las etapas del proceso.
EMDR
El EMDR ha sido comprendida por clínicos y pacientes como una potente herramienta para el procesamiento de recuerdos traumáticos, pero utilizada sólo cuando el paciente se encuentra de alguna manera estabilizado (Shapiro, 1997). Es decir, a pesar de que su indicación es para la tarea 1 del duelo (también se podría practicar al inicio de la tarea 2), no se recomienda utilizarla en momentos de crisis o emergencias. Esta técnica creada por Francine Shapiro en 1995, considera que la estimulación de ambos hemisferios cerebrales (estimulación de atención dual) produce que la situación almacenada en la memoria emocional pase a la memoria narrativa, reprocesando así la carga que ésta lleva en cuanto a emociones, creencias, respuestas físicas, etc. Consiste en aplicar una estimulación (auditiva, visual o táctil) en ambos lados de la persona (alternando el lado izquierdo con el derecho). Los elementos implicados e n la elaboración de la técnica son la imagen del recuerdo perturbador, la cognición negativa sobre el mismo, una cognición positiva deseada y la sensación física emergente del recuerdo. En los casos de duelo, esto se suele trabajar con las imágenes del momento de la noticia, el velatorio, el recuerdo intrusivo del ser querido en mal estado u otras imágenes perturbadoras.
Técnicas Gestálticas
En la fase 2, cuya tarea principal es sentir, la aplicación de técnicas Gestálticas resulta imprescindible. Uno de los principios más característicos de la terapia Gestalt es que si juzgamos las emociones, la reprimimos o las negamos sólo se consigue enquistarlas en nuestro cuerpo y somatizarla en forma de dolor físico. Si sólo se explica la emoción, sin dejar un espacio para sentirla sólo se consigue perpetuarla. Una vez se posee consciencia de la emoción, lo importante es darle un espacio, permitir su expresión sin juzgarla (Brownell, 2010). Estas técnicas ofrecen los recursos necesarios para darle al paciente una oportunidad de expresión y canalización emocional, por lo tanto, son técnicas idóneas para trabajar la tarea 2 descrita por Worden.
Técnicas constructivistas
La intervención desde una óptica constructivista, como su propio nombre indica, trata de reconstruir el significado que la pérdida supone. Las personas suelen acudir a consulta con la expectativa de volver a reconstruir el mundo tal y como era antes de la pérdida, pero debemos hacerles comprender que eso no es posible. Nuestro trabajo consistirá en propiciar un proceso de reconstrucción del significado de la pérdida que se irá haciendo a partir de negociaciones con uno mismo y con el medio al que pertenece. Estas técnicas son las recomendadas para las tareas 2,3 y 4 del duelo.
Montoya Carraquilla dijo “En ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es TOTAL: es un dolor biológico (duele el cuerpo), psicológico (duele la personalidad), social (duele la sociedad y su forma de ser), familiar (nos duele el dolor de otros) y espiritual (duele el alma). En la pérdida de un ser querido duele el pasado, el presente y especialmente el futuro. Toda la vida, en su conjunto, duele”. Por lo tanto, me pregunto ¿cómo podríamos abordar algo tan multidimensional desde una sola perspectiva?
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